16 de mayo de 2007

Te cuento

Estaba paradito al lado de la puerta mirandome con esa cara de buen tipo que tiene después de tomar su café de la mañana.
Se preocupaba por no despertarme, sabia que mi mañana no empezaba hasta después de las 11.00. Me gustaba dormir hasta tarde, todavía.
La noche anterior fue la última noche que compartimos.
No se que tan bueno es recordar esto, no se a donde voy a llegar, ni cuanto tiempo voy a tardar en contar todo, ni tampoco si voy a contarlo todo en realidad o si voy a inventar algo, pero acá estoy.
Nos conocimos por casualidad un dia a la tarde; él era amigo de mi amiga Clara. Cursaban juntos un par de materias en la facultad y yo era amiga de ella desde toda la vida.
Clara siempre tuvo ese “noseque” de hacer que todo lo que girara a su alrededor tomara un color particular… mi amiga disfrutaba realmente de los colores, era especial… eramos especiales.
Y Martin era un flaco normal, con aires de artista, despeinado siempre, con cuadernos y cosas inútiles en las manos y una sonrisa de esas que te compran, lo primero que vi fue su sonrisa… hacia frío ese día y en ella encontré todo el calor que el invierno se había robado. Creo que fue un tanto mágico.
Igualmente se que estoy poniéndole demasiadas flores, chispas, estrellas y demás condimentos fantásticos a algo que si bien fue extraordinario, no dejo de ser tan de esta tierra como cada uno de nosotros.
Bueno, esa tarde pase a buscar a Clara por la facultad y la esperé 20 minutos, por que no me gustaba llegar tarde y por que en casa me aburría y había sol y quise caminar y bueh… llegué temprano.
Cuando se hizo la hora (?) la muchacha salio con sus pantalones verdes y su bufanda roja y me abrazo fuerte, hacia unos días que no nos veíamos y nos extrañábamos.
La cosa es que atrás de ella, caminando despacito, evitando chocarse a unos cinco chicos alborotados, venia Martin, que hasta el momento no era mas que un chabon que cruce un par de veces y con el que nunca entable conversación.
Clara me lo presentó. Me dijo: Martin, un buen pibe, conócelo.
Ella era asi, pretendía “hacerle gancho” a todos con todos, yo me reía mucho, la conocía y debo reconocer que cuando me dijo que este chico era un buen pibe le creí… ahí fue cuando vi la sonrisa calida.
Y empezaron a pasar cosas…

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