22 de mayo de 2010

Hablaban hasta el amanecer, sin ilusiones ni despecho, como un viejo matrimonio condenado a la rutina. Creían ser felices, y tal vez lo eran, hasta que uno de los dos decía una palabra de mas, o daba un paso de menos, y la noche se pudría en un pleito de vándalos que desmoralizaba a los mastines.

Del amor y otros demonios, Gabriel Garcia Marquez.-

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