11 de mayo de 2009

Llegaron a conocerse tanto mientras se le soldaban los huesos de la mano, que él mismo se asombró de la fluidez con que ocurrió el amor cuando ella lo llevó a su cama de doncella una tarde de lluvias en que se quedaron solos en la casa.

El rastro de tu sangre en la nieve, Gabriel García Márquez.-

2 comentarios:

Jules dijo...

el último de esos geniales doce cuentos peregrinos. y mi favorito.

cosasimpropias dijo...

q buen cuento, q buen libro, q buen autor. de mis predilectos :)